Cuernavaca, De Villa a Ciudad.
Después de haber sido
conquistada por el conquistador Hernán Cortés, el 13 de Abril de 1521, fecha en
que el cacique Yoatzin se rindió ante el general hispano y le entrego el feudo
conocido como Cuauhnahuac. En este territorio Cortes estableció encomiendas que, que era un institución
socio económica en la que el individuo debía retribuir con otro. Bajo este
sistema Cortes construyó su residencia personal, en el llamado Palacio de
Cortes y desarrollo actividades productivas, como fueron el Ingenio de
Tlaltenango, que fue instalado en estas tierras, ya que desde 1523 se había
construido un pequeño adoratorio que poco después se convirtió en la iglesia de
San José.
Este ingenio inicio sus
construcción como un pequeño trapiche y poco a poco se convirtió en una
poderosa hacienda, que competía con la de Axocomulco que fue edificada, Francisco
Serrano, un ex soldado de Cortes, que aprovecho la ausencia de Cortes, cuando
ese partió en una expedición a Honduras y obtuvo la concesión de crear el
primer ingenio de la zona y el cual fue siempre un dolor de cabeza para el marqués
del Valle de Oaxaca, Hernán Cortes.
En 1529, se mantenía la
rivalidad entre estas dos haciendas, ya que Cortés, siempre quiso apoderarse de
Axocomulco, pero nunca logro, a pesar de que el conflicto persistió después de
la muerte de ambos personajes. En julio de ese año, Cuernavaca obtuvo la
categoría de Villa, al ser emitida la merced real por el Rey Carlos I, Este
nuevo título a la antigua Cuauhnahuac, se le otorgaba a su encomendado en
recompensa por sus servicios a la corona y además de la Villa de Cuernavaca, se
le otorgaban 21 más, entre las que se encontraban Coyoacán, Oaxtepec, Tepoztlán,
Yecapixtla y Tepoztlán, entre otras.
Con la conquista española,
los conquistadores trajeron el concepto de Villa y para 1529 se le dio a
Cuernavaca este título, que le permitió establecer un ayuntamiento propio, con
regidores alcaldes o prefectos, como también fueron conocidos y sus propias
juntas municipales.
Bajo este sistema de
gobierno Cuernavaca permaneció durante 305 años, hasta que en el año de 1834,
estalló en la Villa una revolución encabezada por Valentín Gómez Farías y que
pasó a la historia como el Plan de Cuernavaca, que fue un pronunciamiento realizado
el 25 de mayo de 1834, por Ignacio Echeverría y José Mariano Campos en contra
de las medidas reformistas, en materia eclesiástica, impulsadas por la
administración liberal del vicepresidente Valentín Gómez Farías.
Presumiblemente, este plan fue orquestado por el presidente Antonio López
de Santa Anna en común acuerdo con el clero alto de
los Estados Unidos Mexicanos. Al triunfar el pronunciamiento conservador
se derogaron todas las leyes expedidas durante los diez meses de gobierno de
los "hombres del progreso", se reabrió la Pontificia y Nacional
Universidad de México, que había sido cerrada, se disolvió el Congreso de
la Unión y se destituyó a los funcionarios que implementaron las medidas
reformistas.
De esta forma comenzó la primera
dictadura de Santa Anna, un año más tarde, la facción conservadora del Congreso
de la Unión aprobó las bases para la nueva Constitución que dieron origen
al régimen centralista de México, finalmente el Gobernador del Estado de
México, Manuel Diez de Bonilla,
reconoció la valiosa participación de la Villa de Cuernavaca en este
acontecimiento y la recompenso nombrándola Ciudad.
Durante los 305 años, que
permaneció Cuernavaca como Villa, pasaron una gran variedad de importantes
acontecimientos en este lugar, y para tener una idea de la situación que
guardaba el territorio que ocupa la actual capital del estado de Morelos
durante la colonia, tenemos que recurrir
a los pocos documentos que existen de esa época. Algunos de estos
escritos son: La Relación de Cuernavaca de 1743 y el Theatro Americano de 1746,
los cuales hacen una descripción general de esta región.
En el año de 1742, El rey
Felipe V, nombró al conde de Fuenclara, Pedro de Cebrián y Agustín, como el
nuevo virrey de la Nueva España y le dio la orden de que al llegar a la Nueva
España, hiciera una recopilación del estado en que se hallaba la
provincia.
El conde Fuenclara
desembarco en Veracruz el 5 de octubre de 1742 y una vez establecido inicio con
la tarea que le asigno el soberano español, por lo que le ordeno a los alcalde
y corregidores de las provincias de la Nueva España que realizaran los mapas de
los pueblos de su jurisdicción, y les pidió que dichos mapas incluyeran datos
como número de habitantes, comercios y distancias. Acatando esa orden, el entonces el alcalde
mayor de la villa de Cuernavaca, el capitán Don Lorenzo Antonio Correa y
Troncoso, publicó un bando para que sus subordinados realizaran el conteo de
familias y en la Villa y sus alrededores,
El documento resultante fue
la relación de la Villa de Cuernavaca de 1843, misma que especifica que la entonces
Villa de Cuernavaca se encuentra a 14 leguas de distancia de la Ciudad de
México (una legua equivale a 4,200
metros) y señala que Cuernavaca contaba con 314 familias de españoles, mestizos
y mulatos. Además en la jurisdicción existían 31 ingenios y trapiches, en donde
calculaban hasta 1,600 esclavos de todas edades. Estos ingenios representaban
una muy importante fuente de ingresos para la región, por lo que sus
propietarios ejercían una gran influencia sobre las autoridades, quienes
protegían a los grandes hacendados.
Los barrios que se señalaban
en este documento eran 10: “San José Tlaltenango, San Jerónimo Cocotzingo,
Santa María de los Aguacates, San Lorenzo Chamilpa, San Salvador Ocotepeque,
San Nicolás Aguatepeque, San Miguel Chapultepeque, San Diego Acapancingo, San
Antonio Analco”, y señala que tiene otros dos pueblos en la parte norte
Huichilaque y Coaxomulco.
Asimismo se describe la iglesia
mayor (hoy catedral de Cuernavaca), el número de religiosos y las órdenes que
atienden a cada uno de los pueblos, así como las fiestas y costumbres de estos
lugares. Agrega que “en esta cabecera de Cuernavaca se venera una soberana
imagen de nuestra señora de la concepción con el título de Nuestra Señora de
Tlaltenango.
El virrey comisionó a
José Antonio Villaseñor y Sánchez y al primer cronista de la Ciudad de México,
Juan Francisco Sahagún de Arévalo y Ladrón de Guevara, para hacer la obra “Theatro
Americano, Descripción General de los Reynos y Provincias”, cuyo primer tomo
fue dado a conocer en 1746 y comprendía a las poblaciones cercanas a la
metrópoli mexicana y del obispado de Puebla de los Ángeles. La relación de la
Villa de Cuernavaca de 1843 sirvió de base para realizar esta importante
obra. Seguramente el Conde de Fuenclara
no llegó a conocer esa obra, ya que enfermó y solicitó ser relevado de su
cargo, lo que le fue concedido. Regresó a España en noviembre de 1745.
Para 1810, fecha en que
estalló la Guerra de Independencia de México, la Villa de Cuernavaca, se
encontraba cercada por dos poderosas haciendas, por lo que los dueños de estos
ingenios, tenían una gran influencia en el gobierno de la Villa. , estos
haciendas eran la de Amanalco, que fue construida a unos metros del Palacio de
Cortes, por Don Bernardino Álvarez, quien obtiene una merced de 42,000 metros
cuadrados, que con el tiempo fue creciendo hasta llegar a tener 75,000, lo que
le permitió tener el control de las tierras desde la sede central en la actual
colonia Amatitlán, hasta la actual colonia de la Pradera. Sin embargo, esta
hacienda no era la más fuerte de la región, ya que la de la Nuestra Señora de
la Concepción de Temisco, era mucho más poderosa que Amanalco, tanto por
extensión de terreno, capacidad de producción y sobre todo por influencia y
poderío de su dueño, Don Gabriel de Yermo.
Gabriel J. de Yermo, fue sin
duda uno de los hombres más influyentes del siglo XVIII en el entonces distrito
de Cuernavaca, ya que poseía tres grandes propiedades, San Gabriel, San José
Vista Hermosa y Temixco, que abarcaba una gran parte de terreno, de la entonces
Villa de Cuernavaca, ya que la propiedad en su mejor momento llegó a tener
19,000 hectáreas de terreno, por lo que afectó el libre paso que tenían los
pobladores de Cuernavaca al ser cercados por los terrenos de la hacienda.
Desafortunadamente, Yermo,
era tan poderoso que los prefectos, no lo molestaban, por lo que había un gran
descontento en la población, por si fuera poco Gabriel fue un anti-insurgente
de hueso colorado y en 1808, cuando llegaron la noticia de que Napoleón invadió
España y destituyeron al Rey Fernando VII, el Virrey convoca a un congreso,
para determinar la situación de la Nueva España ante la situación en la
Península Ibérica.
De Yermo convirtió su
hacienda de Temixco, en una fortaleza y almacén de armas, así como cuartel de
del ejercito realista, ya que contribuyó a la causa del Virrey al preparar y
armar a 279 lanceros provenientes de sus haciendas de Jalmolonga, San Gabriel y
Temisco, los cuales participaron en la batalla del Monte de las Cruces. Estos
batallones de los cuales fue su capitán, se conocieron como “ Los patriotas
distinguidos de Fernando VII" a los que equipo y entreno con dinero personal.
Otro acontecimiento muy
importante sucedió el 31 de enero de 1812, ya que como parte de las actividades
de su segunda campaña militar, el general José María Morelos y Pavón llegó con
su ejército a la Villa de Cuernavaca, uno de los puntos más importantes de la
entonces intendencia de Morelos, el teniente general José María Morelos llegó
el 4 de febrero a la Villa de Cuernavaca, procedente de Tenancingo y con
destino a Cuautla de Amilpas. El sucesor de Hidalgo en la cabeza del ejército
insurgente llegaba a la Villa, con una fuerza militar de 1,500 hombres, que
portaban armas que iban desde fusiles hasta lanzas de madera.
José María permaneció con su
fuerza armada, tres días, del 4 al 6 de Febrero de 1812, en Cuernavaca, periodo
durante el cual disfrutó del agradable clima de la región y aprovechó para
tomar un buen descanso, antes de emprender el camino hacia Cuautla, en donde
enfrentó el sitio que le impuso el general Félix María Calleja y que duró 72
largos días.
Para 1815, Morelos regresó a
la Villa de Cuernavaca, pero desafortunadamente para el movimiento insurgente y
para él, lo hace de una manera muy distinta a la de su pasada visita que
realizó tres años antes. En esa ocasión fue llevado con cadenas y grilletes y
es encerrado en una celda especial del
Palacio de Cortes, después de haber sido capturado en la batalla de Temalaca,
el 5 de noviembre de 1815, en la actual localidad
de Temalaca, Puebla. Los insurgentes comandados por el general José
María Morelos fueron derrotados por las fuerzas realistas, en esa
batalla en donde fue tomado prisionero el general Morelos, quien intentaba
proteger al Congreso de que cayera en manos de las tropas realistas.
Curiosamente el líder insurgente pasó tres días en Cuernavaca, los mismos que
estuvo en su visita de febrero del 2012, pero por obvias razones, no disfruto
tanto esta visita, como la pasada.
Morelos llegó al Palacio de
Cortes, que ese entonces se usaba como Cárcel Real, el 6 de noviembre y fue
sacado de su celda el 8, para ser transportado a la Ciudad de México, de donde
lo trasladaron a Ecatepec, en donde es fusilado el 30 de ese mismo mes.
Finalmente en marzo de 1833,
fueron elegidos como presidente Antonio López de Santa Anna y
como vicepresidente Valentín Gómez Farías, ambos alternaron la
titularidad del Poder Ejecutivo debido a las frecuentes ausencias del
primero, estas en algunas ocasiones fueron para combatir personalmente
levantamientos militares, y otras para "reponer su quebrantada
salud".
Durante una de las
administraciones del vicepresidente Gómez Farías, se implementaron medidas
reformistas que afectaron los intereses del ejército y de la Iglesia
católica. En materia militar, se propuso una ley para aumentar las milicias y
hacer que los Estados las controlaran, así se podría aliviar el presupuesto
federal. En materia religiosa se suprimió el diezmo para la iglesia, lo que
provocó la rebelión que se conoció como el “Plan de Cuernavaca”
El Presidente Santa Anna regreso
de su descanso y solicitó al Congreso el permiso correspondiente para ponerse
al mando del ejército, y así combatir a los rebeldes, que realizaron estas
leyes demasiado reformistas, por lo que 25 de mayo de 1834, Ignacio Echeverría
y José Mariano Campos proclamaron el Plan de Cuernavaca, el cual contó con
apoyo de políticos muy importante, como Santa Anna y el Gobernador del estado
de México, Manuel Díaz de Bonilla, quien al triunfo del Plan, recompenso a la
entonces Villa, y la nombre Ciudad, el 14 de octubre de 1834.