miércoles, 6 de julio de 2016

Cuernavaca, de Villa a Ciudad


Cuernavaca, De Villa a Ciudad.

Después de haber sido conquistada por el conquistador Hernán Cortés, el 13 de Abril de 1521, fecha en que el cacique Yoatzin se rindió ante el general hispano y le entrego el feudo conocido como Cuauhnahuac. En este territorio Cortes estableció  encomiendas que, que era un institución socio económica en la que el individuo debía retribuir con otro. Bajo este sistema Cortes construyó su residencia personal, en el llamado Palacio de Cortes y desarrollo actividades productivas, como fueron el Ingenio de Tlaltenango, que fue instalado en estas tierras, ya que desde 1523 se había construido un pequeño adoratorio que poco después se convirtió en la iglesia de San José.
Este ingenio inicio sus construcción como un pequeño trapiche y poco a poco se convirtió en una poderosa hacienda, que competía con la de Axocomulco que fue edificada, Francisco Serrano, un ex soldado de Cortes, que aprovecho la ausencia de Cortes, cuando ese partió en una expedición a Honduras y obtuvo la concesión de crear el primer ingenio de la zona y el cual fue siempre un dolor de cabeza para el marqués del Valle de Oaxaca, Hernán Cortes.
En 1529, se mantenía la rivalidad entre estas dos haciendas, ya que Cortés, siempre quiso apoderarse de Axocomulco, pero nunca logro, a pesar de que el conflicto persistió después de la muerte de ambos personajes. En julio de ese año, Cuernavaca obtuvo la categoría de Villa, al ser emitida la merced real por el Rey Carlos I, Este nuevo título a la antigua Cuauhnahuac, se le otorgaba a su encomendado en recompensa por sus servicios a la corona y además de la Villa de Cuernavaca, se le otorgaban 21 más, entre las que se encontraban Coyoacán, Oaxtepec, Tepoztlán, Yecapixtla y Tepoztlán, entre otras.   
Con la conquista española, los conquistadores trajeron el concepto de Villa y para 1529 se le dio a Cuernavaca este título, que le permitió establecer un ayuntamiento propio, con regidores alcaldes o prefectos, como también fueron conocidos y sus propias juntas municipales.
Bajo este sistema de gobierno Cuernavaca permaneció durante 305 años, hasta que en el año de 1834, estalló en la Villa una revolución encabezada por Valentín Gómez Farías y que pasó a la historia como el Plan de Cuernavaca, que fue un pronunciamiento realizado el 25 de mayo de 1834, por Ignacio Echeverría y José Mariano Campos en contra de las medidas reformistas, en materia eclesiástica, impulsadas por la administración liberal del vicepresidente Valentín Gómez Farías. Presumiblemente, este plan fue orquestado por el presidente Antonio López de Santa Anna en común acuerdo con el clero alto de los Estados Unidos Mexicanos. Al triunfar el pronunciamiento conservador se derogaron todas las leyes expedidas durante los diez meses de gobierno de los "hombres del progreso", se reabrió la Pontificia y Nacional Universidad de México, que había sido cerrada, se disolvió el Congreso de la Unión y se destituyó a los funcionarios que implementaron las medidas reformistas.

De esta forma comenzó la primera dictadura de Santa Anna, un año más tarde, la facción conservadora del Congreso de la Unión aprobó las bases para la nueva Constitución que dieron origen al régimen centralista de México, finalmente el Gobernador del Estado de México, Manuel Diez de Bonilla,  reconoció la valiosa participación de la Villa de Cuernavaca en este acontecimiento y la recompenso nombrándola Ciudad.
Durante los 305 años, que permaneció Cuernavaca como Villa, pasaron una gran variedad de importantes acontecimientos en este lugar, y para tener una idea de la situación que guardaba el territorio que ocupa la actual capital del estado de Morelos durante la colonia, tenemos que recurrir  a los pocos documentos que existen de esa época. Algunos de estos escritos son: La Relación de Cuernavaca de 1743 y el Theatro Americano de 1746, los cuales hacen una descripción general de esta región.
En el año de 1742, El rey Felipe V, nombró al conde de Fuenclara, Pedro de Cebrián y Agustín, como el nuevo virrey de la Nueva España y le dio la orden de que al llegar a la Nueva España, hiciera una recopilación del estado en que se hallaba la provincia.    
El conde Fuenclara desembarco en Veracruz el 5 de octubre de 1742 y una vez establecido inicio con la tarea que le asigno el soberano español, por lo que le ordeno a los alcalde y corregidores de las provincias de la Nueva España que realizaran los mapas de los pueblos de su jurisdicción, y les pidió que dichos mapas incluyeran datos como número de habitantes, comercios y distancias.  Acatando esa orden, el entonces el alcalde mayor de la villa de Cuernavaca, el capitán Don Lorenzo Antonio Correa y Troncoso, publicó un bando para que sus subordinados realizaran el conteo de familias y en la Villa y sus alrededores,
El documento resultante fue la relación de la Villa de Cuernavaca de 1843, misma que especifica que la entonces Villa de Cuernavaca se encuentra a 14 leguas de distancia de la Ciudad de México (una legua equivale  a 4,200  metros) y señala que Cuernavaca contaba con 314 familias de españoles, mestizos y mulatos. Además en la jurisdicción existían 31 ingenios y trapiches, en donde calculaban hasta 1,600 esclavos de todas edades. Estos ingenios representaban una muy importante fuente de ingresos para la región, por lo que sus propietarios ejercían una gran influencia sobre las autoridades, quienes protegían a los grandes hacendados.
Los barrios que se señalaban en este documento eran 10: “San José Tlaltenango, San Jerónimo Cocotzingo, Santa María de los Aguacates, San Lorenzo Chamilpa, San Salvador Ocotepeque, San Nicolás Aguatepeque, San Miguel Chapultepeque, San Diego Acapancingo, San Antonio Analco”, y señala que tiene otros dos pueblos en la parte norte Huichilaque y Coaxomulco.



Asimismo se describe la iglesia mayor (hoy catedral de Cuernavaca), el número de religiosos y las órdenes que atienden a cada uno de los pueblos, así como las fiestas y costumbres de estos lugares. Agrega que “en esta cabecera de Cuernavaca se venera una soberana imagen de nuestra señora de la concepción con el título de Nuestra Señora de Tlaltenango.
El virrey comisionó a  José Antonio Villaseñor y Sánchez y al primer cronista de la Ciudad de México, Juan Francisco Sahagún de Arévalo y Ladrón de Guevara, para hacer la obra “Theatro Americano, Descripción General de los Reynos y Provincias”, cuyo primer tomo fue dado a conocer en 1746 y comprendía a las poblaciones cercanas a la metrópoli mexicana y del obispado de Puebla de los Ángeles. La relación de la Villa de Cuernavaca de 1843 sirvió de base para realizar esta importante obra.  Seguramente el Conde de Fuenclara no llegó a conocer esa obra, ya que enfermó y solicitó ser relevado de su cargo, lo que le fue concedido. Regresó a España en noviembre de 1745.
Para 1810, fecha en que estalló la Guerra de Independencia de México, la Villa de Cuernavaca, se encontraba cercada por dos poderosas haciendas, por lo que los dueños de estos ingenios, tenían una gran influencia en el gobierno de la Villa. , estos haciendas eran la de Amanalco, que fue construida a unos metros del Palacio de Cortes, por Don Bernardino Álvarez, quien obtiene una merced de 42,000 metros cuadrados, que con el tiempo fue creciendo hasta llegar a tener 75,000, lo que le permitió tener el control de las tierras desde la sede central en la actual colonia Amatitlán, hasta la actual colonia de la Pradera. Sin embargo, esta hacienda no era la más fuerte de la región, ya que la de la Nuestra Señora de la Concepción de Temisco, era mucho más poderosa que Amanalco, tanto por extensión de terreno, capacidad de producción y sobre todo por influencia y poderío de su dueño, Don Gabriel de Yermo. 
Gabriel J. de Yermo, fue sin duda uno de los hombres más influyentes del siglo XVIII en el entonces distrito de Cuernavaca, ya que poseía tres grandes propiedades, San Gabriel, San José Vista Hermosa y Temixco, que abarcaba una gran parte de terreno, de la entonces Villa de Cuernavaca, ya que la propiedad en su mejor momento llegó a tener 19,000 hectáreas de terreno, por lo que afectó el libre paso que tenían los pobladores de Cuernavaca al ser cercados por los terrenos de la hacienda.
Desafortunadamente, Yermo, era tan poderoso que los prefectos, no lo molestaban, por lo que había un gran descontento en la población, por si fuera poco Gabriel fue un anti-insurgente de hueso colorado y en 1808, cuando llegaron la noticia de que Napoleón invadió España y destituyeron al Rey Fernando VII, el Virrey convoca a un congreso, para determinar la situación de la Nueva España ante la situación en la Península Ibérica. 



De Yermo convirtió su hacienda de Temixco, en una fortaleza y almacén de armas, así como cuartel de del ejercito realista, ya que contribuyó a la causa del Virrey al preparar y armar a 279 lanceros provenientes de sus haciendas de Jalmolonga, San Gabriel y Temisco, los cuales participaron en la batalla del Monte de las Cruces. Estos batallones de los cuales fue su capitán, se conocieron como “ Los patriotas distinguidos de Fernando VII" a los que equipo y entreno con dinero personal.
Otro acontecimiento muy importante sucedió el 31 de enero de 1812, ya que como parte de las actividades de su segunda campaña militar, el general José María Morelos y Pavón llegó con su ejército a la Villa de Cuernavaca, uno de los puntos más importantes de la entonces intendencia de Morelos, el teniente general José María Morelos llegó el 4 de febrero a la Villa de Cuernavaca, procedente de Tenancingo y con destino a Cuautla de Amilpas. El sucesor de Hidalgo en la cabeza del ejército insurgente llegaba a la Villa, con una fuerza militar de 1,500 hombres, que portaban armas que iban desde fusiles hasta lanzas de madera.
José María permaneció con su fuerza armada, tres días, del 4 al 6 de Febrero de 1812, en Cuernavaca, periodo durante el cual disfrutó del agradable clima de la región y aprovechó para tomar un buen descanso, antes de emprender el camino hacia Cuautla, en donde enfrentó el sitio que le impuso el general Félix María Calleja y que duró 72 largos días.
Para 1815, Morelos regresó a la Villa de Cuernavaca, pero desafortunadamente para el movimiento insurgente y para él, lo hace de una manera muy distinta a la de su pasada visita que realizó tres años antes. En esa ocasión fue llevado con cadenas y grilletes y es  encerrado en una celda especial del Palacio de Cortes, después de haber sido capturado en la batalla de Temalaca, el 5 de noviembre de 1815, en la actual localidad de Temalaca, Puebla. Los insurgentes comandados por el general José María Morelos fueron derrotados por las fuerzas realistas, en esa batalla en donde fue tomado prisionero el general Morelos, quien intentaba proteger al Congreso de que cayera en manos de las tropas realistas. Curiosamente el líder insurgente pasó tres días en Cuernavaca, los mismos que estuvo en su visita de febrero del 2012, pero por obvias razones, no disfruto tanto esta visita, como la pasada.
Morelos llegó al Palacio de Cortes, que ese entonces se usaba como Cárcel Real, el 6 de noviembre y fue sacado de su celda el 8, para ser transportado a la Ciudad de México, de donde lo trasladaron a Ecatepec, en donde es fusilado el 30 de ese mismo mes.
Finalmente en marzo de 1833, fueron elegidos como presidente Antonio López de Santa Anna y como vicepresidente Valentín Gómez Farías, ambos alternaron la titularidad del Poder Ejecutivo debido a las frecuentes ausencias del primero, estas en algunas ocasiones fueron para combatir personalmente levantamientos militares, y otras para "reponer su quebrantada salud".


Durante una de las administraciones del vicepresidente Gómez Farías, se implementaron medidas reformistas que afectaron los intereses del ejército y de la Iglesia católica. En materia militar, se propuso una ley para aumentar las milicias y hacer que los Estados las controlaran, así se podría aliviar el presupuesto federal. En materia religiosa se suprimió el diezmo para la iglesia, lo que provocó la rebelión que se conoció como el “Plan de Cuernavaca”

El Presidente Santa Anna regreso de su descanso y solicitó al Congreso el permiso correspondiente para ponerse al mando del ejército, y así combatir a los rebeldes, que realizaron estas leyes demasiado reformistas, por lo que 25 de mayo de 1834, Ignacio Echeverría y José Mariano Campos proclamaron el Plan de Cuernavaca, el cual contó con apoyo de políticos muy importante, como Santa Anna y el Gobernador del estado de México, Manuel Díaz de Bonilla, quien al triunfo del Plan, recompenso a la entonces Villa, y la nombre Ciudad, el 14 de octubre de 1834. 

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