miércoles, 2 de noviembre de 2016

La Verdadera Historia de la Catrina



Que tiene en común, José Guadalupe Posadas, uno de los mejores caricaturistas que ha tenido México y que fue muy famoso por sus litografías que contenían escenas de la muerte y que estaban inspiradas en el folclore mexicano, con Diego Rivera, uno de los pintores más reconocidos de nuestro país que estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de la capital mexicana y que posteriormente se fue a perfeccionar su técnica a varios países de Europa durante quince años, en donde se interesó por el arte de vanguardia y abandonó el academicismo

Estos dos grandes personajes participaron en la creación del personaje conocido  como "La Catrina," el cual fue diseñado para hacer una representación metafórica de la alta clase social  de México, que prevalecía antes de la Revolución Mexicana y que posteriormente se convirtió en el símbolo oficial de la Muerte y el emblema de una de las fiestas más importantes de los mexicanos, el Día de los Muertos, que se celebran en  el 1 y 2 de noviembre en toda la República Mexicana.

La historia de este singular personaje se remonta a finales del siglo XIX, cuando en nuestro país se vivieron momentos intensos en cuestiones políticas, ya que el país había sufrido intervenciones extranjeras, la muerte de Benito Juárez, una de sus más grandes figuras y el inicio de la dictadura del General Porfirio Díaz y posteriormente el inicio de la Revolución Mexicana.

Debido a todo esto, los grabadores, ilustradores y caricaturistas mexicanos de esa época, tomaron los conflictos del país y se burlaron de los mismos en los periódicos y revistas llamados de “combate”, que se publicaban en el país, alguno de ellos legales y muchos otros ilegales. Una de las publicaciones más famosas de esa época, fue  “El Hijo del Ahuizote” que fue fundado en 1895, por Daniel Cabrera, quien bautizó esta publicación con el pseudónimo que usaba para sus escritos y dibujos que publicada en otros medios.

El hijo del Ahuizote, se denominaba así mismo como un semanario independiente de oposición feroz e intransigente con todo lo malo, fue una de las revistas más importantes de su época y su director uno de los periodistas independientes más notables de este tiempo. En su movimiento encontramos parte de los orígenes de la lucha anti-porfirista y de la gesta revolucionaria.

El éxito de esta publicación fue gracias a las caricaturas políticas que aparecieron, las que  junto con el contenido, satirizaron los sucesos del país, cuestionando así el régimen de la época. El inicio del siglo XX marcó el final de la publicación, ya que el gobierno de Díaz clausuró esta famosa publicación. En sus años de auge esta publicación tuvo entre sus colaborares a un dinámico caricaturista nacido en Aguascalientes que había entrado como aprendiz en el taller litográfico de Trinidad Pedroza en esa ciudad y que había publicado sus primeras caricaturas de crítica política en un periódico conocido como  “El Jicote” un diario de oposición al gobierno del gobernador de estado, Jesús Gómez Portugal, comenzando así una prolífica carrera haciendo dibujos, imágenes religiosas y sobre todo caricaturas.   Posteriormente se trasladó a la ciudad de León Guanajuato, en donde siguió trabajando como caricaturista. En 1888 esta urbe sufrió una gran inundación, lo que provocó que se fuera a la Ciudad de México, en donde aprendió el oficio de técnicas de grabado en plomo y zinc. En la capital de la República colaboró para el periódico La Patria Ilustrada y la Revista de México, hasta los primeros meses de 1890. A la fundación del El hijo del Ahuizote participó activamente en esta publicación en donde  emprendió un  extraordinario trabajo que le valió la aceptación y admiración popular, por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica. En su obra, amplia y variada, Posada retrató las creencias y formas de vida cotidiana de los grupos populares, criticando los abusos del gobierno y la explotación del pueblo. Además, ilustró durante mucho tiempo las famosas «calaveras», que son versos alusivos a la muerte y que son creados para hablar de personajes famosos. Posteriormente creó el personaje que lo lanzaría a la inmortalidad y que actualmente se le conoce como la Catrina, nombre que fue inventado varios años después por Diego Rivera. 

Posada creó y diseñó un personaje al que llamó “La Calavera Garbancera” y la empleo originalmente para criticar a un grupo de comerciantes de origen indígena que dejaron de vender frijoles para vender garbanzos y con esto pretender subir su status social y fingir ser europeos, renegando su cultura, tradiciones y sobre todo sus raíces. Para representarlos, José Guadalupe utilizó una calavera muy elegante vestida únicamente con un elegante sombrero francés con finas plumas de avestruz. 
Esta imagen era una especie de criticar el malinchismo que representaban estos indígenas, por lo que la su calavera con sombrero, representa al garbancero, quien pretendía aparentar lo que no es. Posteriormente apareció la figura de Diego Rivera que revisó la obra de Posadas y le gustó su estilo, por lo que se interesó por la vida artística de este personaje, y reprodujo la imagen de la calavera en sus obras y es él, el que le da su atuendo característico; con su vestido muy elegante y su estola de plumas. Con este atuendo Rivera la inmortaliza en  su mural 'Sueño de una tarde dominical” que se encuentra en la Alameda Central de la Ciudad de México. En  este cuadro, la calavera aparece con su creador, José Guadalupe Posada y una versión infantil de Rivera y Frida Kahlo. Hay que destacar que en contra de lo que se dice, Diego es quien le pone el nombre de la Catrina, nombre con el que se popularizó posteriormente, convirtiéndola así en un personaje popular mexicano

En la actualidad la figura de La Catrina es la imagen más representativa del Día de Muertos, y ha tomado tanta importancia, que hoy en día es uno de los disfraces más utilizados dejando de ser el simple dibujo de una calavera, para traspasar los límites del papel y  ser parte de la cultura mexicana de una manera viva, así una vez más el mexicano se acerca a la muerte y la hace parte de su vida, juega y se divierte.








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